En la actualidad existe una gran diversidad de roles que asumen las mujeres rurales. Algunas veces trabajan en el tambo a la par del hombre o realizan labores alternativas, como llevar registros del tambo o tareas administrativas. Algunas otras veces no trabajan en la empresa pero sí lo hacen fuera. En todos los casos, además, se ocupan de las tareas del hogar y del cuidado de los hijos.

Que las mujeres que viven en el tambo tengan un rol definido y se sientan cómodas y satisfechas con ese rol es de vital importancia para el sostén de la familia y para acompañar al hombre cuando éste es quien trabaja en el tambo. Esto puede tener gran incidencia en la calidad y la duración del vínculo laboral con la empresa.

Además, las mujeres tienen muchas cualidades para trabajar en un tambo, tanto en equipos de mujeres como mixtos, y pueden hacer un gran aporte a la empresa en la que trabajan.

En este sentido, la participación de las mujeres en la comunidad puede contribuir en gran medida al desarrollo de la familia y de ellas mismas, ya que allí pueden encontrar actividades afines a sus objetivos, pueden adquirir conocimientos para un nuevo trabajo; capacitarse en diversos temas; participar de actividades recreativas, deportivas o culturales; obtener algunos beneficios (becas y subsidios, asesoramiento técnico, asesoramiento legal o en la salud, entre otras) de organismos gubernamentales, municipales o privados; etc.