Tiempo de planes
Creo que la gran mayoría de nosotros esperábamos dejar el 2020 atrás.
No alcanzan las palabras para definir todo lo que encerró ese año en la vida de cada uno. La mayor parte fueron cosas ingratas que experimentamos como pérdidas, en muchos casos difíciles de recuperar.
Nos probaron las circunstancias más allá de lo que alguna vez pudimos imaginar, por eso nuestro deseo de dar vuelta la página. Hay decenas, cientos de reflexiones que vienen al caso a las que no me interesa hacer referencia ahora. Sin embargo, también es cierto que tuvimos la oportunidad de descubrir todo el valor que encierra lo cotidiano, la vida de todos los días tal como la llevábamos antes de la Pandemia.
En esto sí me interesa poner en parte la mirada, ya que empieza otro año que esperamos sea diferente… mejor. Un tiempo en el que quisiéramos recuperar −al menos en parte− lo que perdimos.
Esta primer parte del año suele ser tiempo de planes, revisión de proyectos, proyecciones y deseos volcados a propuestas. En otras palabras, es el momento de trazar lo que deseamos, nuestras expectativas… Esto abarca casi todo lo que hacemos, tanto a nivel personal como laboral. En gran medida aquello que esperamos va a moldear muchas de nuestras actitudes ante lo que nos toque enfrentar.
Abrir el juego
Lo mismo que sucede en cada uno de nosotros ocurre también en nuestro equipo de colaboradores. Cada uno tiene su “historia” armada o al menos en construcción. Muchas veces la armamos sólo con lo que imaginamos o los datos que recogemos informalmente. Puede ocurrir que nadie pregunte concretamente o no haya explicaciones cuidadas de lo que se prevé. Un “seguimos como venimos, lo de todos los años…”.
El valor de la participación y de abrir el juego es inmenso, mayor que el que imaginamos. Sentirse escuchado y participado es extremadamente valioso en lo personal y potencia enormemente lo profesional. Que mi opinión y mis comentarios sean tenidos en cuenta no tiene precio, y sin embargo suele olvidarse con frecuencia.
Para que la gente sea parte hay que “hacerla parte”, aunque parezca que no les interesa o es una explicación de poca utilidad. Recordemos que el que está más cerca del problema está también más cerca de la solución.
Generar espacios y tiempos
Cuando el equipo comparte visiones se despierta la “inteligencia colectiva y colaborativa”, que parte del más sencillo refrán: “4 ojos ven más que 2”. Estas son cosas que no se predican, se practican o no. O generamos espacios y tiempos para abrir el juego o sólo somos “equipo” en las palabras.
Son momentos donde hay oportunidad de dudar, de hacerse preguntas, donde no necesitamos ser infalibles por temor a perder autoridad. Manifestar honesta y claramente nuestras dudas nos ponen cerca de la gente, la vulnerabilidad es apreciada y valorada por los colaboradores. Este es el nuevo liderazgo necesario en tiempos de tanta incertidumbre y volatilidad.
Manos a la obra
Entrando ya en este tipo de conversaciones y debates se abren nuevos horizontes. Podemos definir un proyecto desde nuestro lugar de dirección o gestión, pero contamos con muchos ojos y oídos dispuestos a aportar su mirada cargada de experiencia.
Acortamos las distancias del ‘diseño de las estrategias’ a su ‘implementación’ y finalmente a su ‘ejecución’. Podemos bajar desde el diseño o subir desde la ejecución para encontrar juntos los puntos críticos, los defectos o posibles debilidades que nos posibiliten armar juntos y de entrada el “plan B”.
En medio de todo esto descubriremos fortalezas ocultas de las personas y posiblemente también alguna debilidad a considerar. Sin agobiar, podremos contar con un caudal enorme de propuestas y sugerencias.
Desde este lugar, el proyecto, el plan, comienza a ser verdaderamente de todos de manera genuina. Dejamos atrás el “animémonos y vayan”, ya que ahora estamos todos en el mismo barco.
Alinear objetivos y expectativas es una de las aspiraciones de máxima de todo equipo, pero como vemos es un proceso lleva su tiempo y tiene sus etapas. No es algo mágico que sólo deriva de una charla delante de la gente, ¡así que manos a la obra!
Pongamos este proceso en marcha, ahora, hoy. Dar espacio, escuchar, suspender el juicio y alentar la participación para arrancar un 2021 diferente. Un tiempo más cerca de lo que deseamos y esperamos.
¡¡¡¡Buen 2021 para ustedes y su gente!!!!
Fernando Preumayr, líder de Factor Humano en Tambo